“No mires a tu lado, no mires…” Las sombras que hace esta noche exhalan ahora libres. No te despiertes en el medio de esta silenciosa noche para verla dormir en un profundo sueño.
Ya sabes que vas a perderla, y con ella su aroma indescifrable, su calor vivaz y su mirada serpentina. Pero esta noche te toca arder, tu garganta, tus ojos y tu corazón.
“No hables de mundos donde nunca estuviste ni vas a estar” le dijiste al oído y sabias que no ibas a recibir respuesta alguna.
El final de esto es todo lo que alguna vez fuera verdadero, este amor por lo tanto no lo es, por eso, no hay nada que tu puedas decir. Solo descansa, debes estar bastante… atormentada después de semejante suceso inesperado, incluso hasta para mí.
¿Y ahora que? No se, supongo que debería dormir, no pensar en todo esto, mañana será otro día, me da escalofríos pensarlo siquiera, es como si el viento que entrara por la ventana fuera mas helado que la muerte misma y recorra todo mi cuerpo flácido mas allá de las viejas sabanas que me cubren y me diga en un susurro espectral: “No te despiertes jamás”
Y yo, petrificado, mirando el techo…
Temeroso mire a su lado, no se si era la luna otoñal o solo ella que se veía mas pálida, con sus rasgos mas… descansados de tanto… ¿dolor?
¿Qué día es hoy? Algún día de diciembre, ¡Oh Leonora!, ¿te acuerdas nuestro aniversario? Por supuesto que no, siempre estabas en otra realidad, a esta altura no hace falta ponerle miel a la verdad… Incluso puedo llegar a decir que solo estas conmigo porque soy yo el único capaz de amarte, Leonora, seamos sinceros, nadie podría enamorarse de alguien como tu, eres… tan poco normal, eres enormemente deforme para los ojos de la sociedad…pero tu sigues presumida y me pides que te saque a pasear por las tristes calles que se caen en una desolada depresión al verte sonreír y pasar por allá.
Hoy no me arrepiento, pero se que con el tiempo lo hare, volveré a ser ese solitario hombre, ese borracho que llora y llora por su miserable vida.
Como quisiera volver el tiempo atrás, no haberte conocido jamás, pero ya esta, tu cuerpo ahora frío posa al lado mío en nuestra cama y escucho como la silla con ruedas chilla y me hace estremecer de una forma tan brutal que me da ganas de romperla en dos. No debería haberte mirado esta noche, hubiera sido más fácil.